Aprender a vivir: construyendo comunidad eco sostenible

Nancy Bonilla y Rodolfo Hernández Almanaque Agroecológico Gran Sumapaz

La construcción del colegio como una comunidad eco sostenible no es solo una apuesta pedagógica, sino una apuesta por la vida, es la realización de un propósito: Aprender a vivir.

Nancy Bonilla Valero es profesora de la sede Adelina Gutiérrez del Colegio Campestre Jaime Garzón de la localidad 20 de Sumapaz. Ella no solo ejerce la labor de docente, desde el 8 de marzo del 2018 decidió vivir en el páramo. La mayoría de docentes que vienen de la zona urbana de Bogotá dicen trabajar en Sumapaz, Nancy dice vivir en Sumapaz. Habita en la única casa de dos pisos, en la vereda de Betania, y está adecuando un terreno para sembrar en la parte trasera de la casa; su pequeña hija de 6 años, Ananse, estudia a 20 minutos en la vereda Tabaco y juntas pasan los fines de semana en Bosa con Rodolfo, quien también es docente en Sumapaz, pero dada la extensión de este gran territorio, más grande que la Bogotá urbana, se mantienen distanciados entre semana.

Vivir en Sumapaz hace parte de la búsqueda de un terruño para continuar la realización de su propósito de vida, que en familia definen como “Aprender a vivir”. Este propósito podría entenderse bajo la lógica de lo que han llamado “Neocampesino”, pero no como aquellos profesionales que están migrando al campo solo en busca de más oportunidades, sino con la intención de ser parte de la comunidad, hacer un aporte y congregarse en ella mediante vínculos afectivos y de solidaridad, o como dice frescamente la canción del grupo Café Tacuba, trópico de cáncer, “yo pienso que ha llegado el tiempo de darle lugar a los espacios sin cemento. Por eso yo me voy, no quiero tener nada que ver con esa fea relación de acción, construcción, destrucción”.

“Aprender a vivir”, como enunciado, nació para Nancy desde la realización de la investigación para optar al título de Magíster en Medio Ambiente y Desarrollo: “Aprender a Vivir: Una experiencia de educación ambiental en el Colegio Rural José Celestino Mutis”, también es el nombre del libro de filosofía de Luc Ferry que está leyendo al momento de escribir estas líneas, pero lo más importante, es que ese es el nombre del proyecto pedagógico que inició a su arribo como docente de ciencias naturales y agroecología, con el ánimo de aportar a la construcción de comunidades eco sostenibles en el páramo más grande del mundo.

“Aprender a vivir: Construyendo comunidad eco sostenible” se desarrolla con estudiantes de los grados de quinto a noveno. Nació como una necesidad de desarrollar la pedagogía por proyectos y mejorar el aprendizaje de los estudiantes, para lo cual la docente se ha apoyado en el pensamiento de Fritjof Capra sobre las “comunidades sostenibles”.

Capra define una comunidad sostenible como aquella que “estará diseñada de tal modo que sus formas de vida, de negocios, de economía, de estructura física y de tecnologías no interfieran con esa capacidad innata de la naturaleza para sostener la vida” (Capra, 2003, p. 291), para lo cual se requiere “alfabetizarnos ecológicamente” y aplicar el “eco diseño”.

La profesora Nancy Bonilla ha logrado integrar su sentido de vida con el marco conceptual que ofrece Capra para hacer del colegio una comunidad eco sostenible en construcción. El colegio ha iniciado un proceso de transformación a partir del propósito para el 2019 de “Implementar en la sede Adelina Gutiérrez estrategias pedagógicas en torno al agua, que promuevan la constitución de una comunidad eco-sostenible”, y del 2018 de “Fortalecer una concepción ambiental critica, la disposición al cuidado y la protección de los medios de vida, reconociendo el territorio a través de actividades pedagógicas para adelantar alfabetización ecológica”; quizás la transformación es muy lenta, pero lo importante es que es un proceso y no simplemente el resultado de acciones aisladas. Es un proceso que obedece a una clara intención pedagógica de pensar el aprendizaje teniendo la vida en el centro de sus preocupaciones.

Las siguientes son las acciones materiales e inmateriales que dan cuenta de los nuevos significados que se están construyendo: La reactivación del punto ecológico con énfasis en la recuperación de residuos orgánicos; la implementación del lombricultivo para el aprovechamiento de esos residuos orgánicos; la producción de abonos orgánicos líquidos para la recuperación de suelo (los bioles); la incorporación del cuidado de pequeños animales; la puesta en funcionamiento del invernadero para la producción de plantas; la recuperación de espacios para el uso de jardinería; la limpieza de todo el colegio a partir de jornadas colectivas y comunitarias de aseo; el aprovechamiento de materiales orgánicos para la producción de artesanías; el reconocimiento de la historia de la vereda y su relación con el territorio macro de la localidad; el reconocimiento de las potencialidades ecológicas que tiene la sede como parte de las relaciones que se tejen en los ecosistemas; y la práctica de experiencias de meditación y conexión con la madre tierra, las cuales se han realizado para estimular la reflexión sobre la relación de los seres humanos con el cosmos, y para sugerir la adopción de compromisos colectivos con miras a construir una comunidad eco sostenible. Para la profesora Nancy el gran reto es mantener los propósitos y fortalecer las acciones en torno a continuar avanzando en la construcción del colegio como una comunidad eco sostenible, pues no es solo una apuesta pedagógica, sino una apuesta por la vida, es la realización de un propósito: Aprender a vivir.

Bibliografía:

Capra. F. (2003). Las conexiones ocultas: Implicaciones sociales, medioambientales, económicas

y biológicas de una nueva visión del mundo. Barcelona: Anagrama. 389 p.

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