Tipo de cuidado
Defensa del aguaGeolocalización
Paisaje de agua
Todo es agua
Un paisaje enguantado
Se abre a las grutas del agua.
La limpidez anuncia
Que llegamos al Sumapaz.
Todo es agua. El águila del páramo
Se refleja intermitente
En un rosario de charcos.
Los caballos lanares, las vacas de musgo,
Todo es agua en este aire,
Todo es relente en los taludes del camino.
Acaso los labriegos
Que bajan hacia el valle
No sean más que pastores de agua,
Ordenadores de nubes.
El azul del bus,
Su intrusa presencia, avanza
Entre bastones de viento
Y tronos de reyes abolidos.
Un paisaje de frailejones,
Una flora de felpa y de gamuza
Cobija la mirada que se posa en el frío.
Fría es la manzana que saboreo,
Fría la navaja, fría la ventanilla,
Frío el portamaletas de aluminio.
Los parabrisas parecen decide no,
En su movimiento, a la lluvia menuda
Que vuelve el paisaje impresionista.
Las montañas, reflejadas en el lago,
Son como jorobas de camellos
Que bajarán a abrevar.
Agua, agua, dice el paisaje que se mete
Entre grandes paredes de clorofila.
Las nieblas son cortinas de humedad
Que esconden la casa de un dios invisible.
Hasta el aire sabe a cloro, a limpio,
Y los grandes riscos rompen
El cristal del aire.
Es acá donde el silencio ejerce su dominio
Sobre animales, plantas y personas.
No es un paisaje estridente, que se impone,
Es un paisaje ajardinado, que acompaña.
Hasta las pequeñas piedras
Visten su abrigo de lana contra el frío.
De pronto, de la neblina,
Sale un hombre llevando del cabestro
Un caballo blanco y cardado como su ruana:
Viene de ordenar nubes, de mojar el agua.
Caballo y hombre no son ánimas en pena,
Son dos seres silenciosos
Que abren y cierran una ruta en la niebla,
Dos seres que asisten a un concilio de ríos.
La flor roja del pantano
Resplandece en la distancia como un faro.
Las gentes, como el paisaje,
Poco alardean, poco hablan.
Fue allí donde vi
La caravana de árboles fantasmas
Más larga y silenciosa de mi vida.
Cuando brilla el sol brota un paisaje secreto,
Un país que emerge de la bruma.
Las horas son lentas, sin apuros,
Como el rebaño de vacas
Que mastica tallos y hierbas
En los bordes de la carretera.
El bus desciende del páramo a La Unión
Y taja el frío en dos bloques de silencio.
Traemos la mirada llena de país
Y el olfato poblado de aromas.
Veredas de olor nos acompañan
Con sus cercas borradas por el musgo
Y sus casas difuminadas por la niebla.