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El páramo de Sumapaz, cartografía y conflicto ambiental
El conflicto ambiental en el páramo de Sumapaz ha sido ilustrado en los mapas de los últimos 188 años
El conflicto ambiental en el páramo de Sumapaz ha sido ilustrado en los mapas de los últimos 188 años. En ellos se muestran los cambios de la delimitación territorial de la ciudad de Bogotá D.C., su integración con el departamento de Cundinamarca y la superposición de la misma con otras formas de ordenar el territorio. Esta delimitación es el resultado de un modelo de desarrollo urbano que ha provocado disputas por la ocupación del espacio y el uso de la naturaleza. Este texto busca comprender el conflicto ambiental del páramo de Sumapaz desde las delimitaciones cartográficas de Bogotá y Cundinamarca entre 1827 a 2012 y la superposición de territorialidades que se presenta hoy en día.
El topónimo Sumapaz o Sunapa remite a la época prehispánica, cuando los Sutagaos concibieron el territorio a partir de su lengua chibcha para indicar los puntos habitados por sus señores (Vergara y Velasco, 1906). Para estos pueblos muiscas Sunapa era el nombre original del páramo, significaba “el camino del padre” (Gamboa, 2015). Los páramos y sus lagunas eran las conexiones de su vida con lo supremo. Su nombre actual se relaciona con la existencia de una gran hacienda que se estableció en este territorio.
La ubicación del páramo de Sumapaz no pasó desapercibida para algunos viajeros extranjeros del siglo XVI, debido al diferenciado papel que ocupó en las crónicas y la cartografía de la época colonial. Por ejemplo, el explorador Nicolás de Federman (1505-1542) recorrió y visitó el Nuevo Reino de Granada en América o Abya Yala, considerando el territorio del páramo como un lugar de difícil paso, que permitía el acceso desde el oriente a lo que se conocería como Santafé de Bogotá.
En el año 1801 la reconocida exploración científica (1799-1805) de Alexander Von Humboldt (1769-1859) proyectó el territorio del Sumapaz como un espacio que privilegiaba al centro administrativo del vasto territorio del Virreinato del Nuevo Reino de Granada. Dicho espacio comprendió dos vías al mar, por un lado, lo que actualmente se conoce como Orinoquía (río Orinoco) y su importancia fluvial al desembocar en el Océano Atlántico, y, por otro lado, lo que hoy se conoce como una vía al mar por el río Magdalena o Yuma.
A inicios del periodo republicano, José Manuel Restrepo Vélez (1781-1863) publicó en 1827 la Historia de la Revolución de Colombia, que incluía un atlas en el que presentó las divisiones políticas de la reciente República conforme a la Ley del 25 de junio de 1824. Allí incluyó el mapa del departamento de Cundinamarca, el cual integraba cuatro provincias: Antioquia, Mariquita, Neiva y Bogotá. Los límites del departamento eran al suroriente por los ríos Caquetá y Guamari, al suroccidente por Timaná, al noroccidente por Urrao y al norte por la boca del río Nechí.
La Provincia de Bogotá tuvo sus límites al sur con San Juan de los Llanos y San Martín, al oriente con Cáqueza, al norte con Tunja y al occidente con Melgar y Pandi. Los trazos de los aspectos físicos de la provincia muestran su tamaño y los límites con la Provincia de Neiva. Restrepo dibujó en el mapa una cadena montañosa, pero no trazó el río Sumapaz ni le dio nombre al páramo, que por lectura del documento correspondería mayormente a la Provincia de Neiva. El mapa evidencia unas características físicas del territorio de Sumapaz, pero no hace referencia al páramo en la organización territorial republicana, ya que se privilegió la distribución del poder sobre los departamentos, provincias y cantones, en contraposición de un ordenamiento territorial colonial que delegaba el poder a ciudades, villas, parroquias y lugares que diferenciaron las delimitaciones de las provincias al sur de Santafé de Bogotá (Zambrano, 1993).
Al disolverse la Gran Colombia, se presentó una organización política y administrativa del territorio que suprimió los departamentos (Mayorga García, 2011, pág. 76). En este periodo se organizó la Comisión Corográfica (1850-1859) a cargo de Agustín Codazzi (1793-1859), quien con su equipo de trabajo levantó el Mapa Corográfico del Estado de Cundinamarca. Dicha organización territorial cambió tras la Guerra de los Mil Días (1899-1902) y se reflejó en el Atlas completo de geografía de Colombia que publicó Francisco Javier Vergara y Velasco (1860-1914) en 1906 [1910]. Allí se establecieron los límites de la república centralista y de los departamentos. El páramo de Sumapaz se ubica mayormente en el departamento del Huila, luego Tolima y finalmente Cundinamarca. Esta delimitación se organizó en el gobierno de Rafael Reyes (1904-1909).
A inicios del siglo XX surgió una tensión por las delimitaciones de los departamentos, las migraciones y el establecimiento de colonos en Sumapaz (Londoño, 2011). Uno de ellos fue Francisco Pardo Roche, quien era propietario de más de 203.996 hectáreas de la hacienda de Sumapaz (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2004b). Posteriormente, el conflicto ambiental en el Páramo presentó un cambio con nuevas y diversas concepciones sobre el uso de la tierra, ya que pasó a considerarse como una propiedad o como un lugar de aprovisionamiento de agua a la ciudad de Bogotá (Bernal, 2011).
El conflicto se agudizó con un proyecto de arborización informado y cartografiado por la Junta administradora del Acueducto Municipal de Bogotá (Preciado Beltrán et al, 2005). Este proceso se articuló con la planeación urbanística, coincidiendo con el periodo de la Violencia (1948-1958). Por otro lado, el páramo de Sumapaz empezó a considerarse como un territorio de refugio, principalmente para personas ligadas al partido comunista o de influencia socialista. Para este periodo, el páramo era un escenario de múltiples disputas por la ocupación del territorio (Londoño, 2011).
El valor del páramo para la ciudad de Bogotá se ha guiado por la necesidad de garantizar el “recurso hídrico” para el abastecimiento de agua. La salvaguarda jurídica del agua para la ciudad tiene antecedentes en el Acto Legislativo 431 de 1906, con el cual el río Tunjuelo pasó a ser parte de la capital y constituirse en una fuente para el abastecimiento de acueductos. Posteriormente, en la década de 1920, se compró el terreno de la vereda La Regadera, con la finalidad de construir un embalse (Archivo de Bogotá, 2018), que fue establecido en el año de 1934 y se conoce como La Regadera. Con el embalse se concretó una ruta de aprovisionamiento de agua entre La Regadera y Vitelma (planta de tratamiento de agua de Bogotá), que se complementaría en el alto río Tunjuelo con la construcción del embalse de Chisacá en la hacienda El Hato, a finales de la década de los cuarenta.
El interés ambiental a nivel nacional empezó a manifestarse en los años 70, cuando se adoptaron medidas institucionales más drásticas. En 1971 se creó la Zona de Reserva Forestal Protectora de Bosques del páramo de Sumapaz, con el fin de proteger las principales cuencas del páramo y, en 1977, con base en la resolución 641 de 1968 del Instituto Colombiano de Reforma Agraria-INCORA, el Instituto Nacional de los Recursos Naturales Renovables y del Ambiente- INDERENA creó el Parque Nacional Natural Sumapaz.
Luego, con el Acuerdo 09 de 1986, el territorio que comprende gran parte del páramo y sus afluentes de abastecimiento sanitario a la capital, se establece como una alcaldía menor rural. Lo anterior cambió de manera relevante el centro político-administrativo desde el cual se toman las decisiones que afectan el territorio, de esta manera se busca atender con mayor cobertura las necesidades sanitarias de los habitantes de la ciudad.
En 1998, en respuesta a la presencia desigual del Estado y como una estrategia de resistencia comunitaria a la violencia y al modelo agrícola neoliberal, familias campesinas representadas por el Sindicato de trabajadores agrícolas de Sumapaz –Sintrapaz- y la Asociación de Juntas de Acción Comunal –Asojuntas-, han establecido una Zona de Reserva Campesina de hecho, debido al freno, que por más de 20 años ha tenido su constitución oficial. Es así, como desde un enfoque territorial, existe una transición fuerte de prácticas agrícolas con alternativas de cuidado ambiental, como la agroecología, con el fin de lograr un sostenimiento económico y brindar una protección al páramo.
Teniendo en cuenta lo anterior, si bien el territorio es identificado como páramo, es también un parque natural, una localidad de Bogotá, un conjunto de municipios y una zona de reserva campesina de hecho. Estas delimitaciones obedecen a fines diversos y desde una mirada holística no han logrado articularse, generando conflictos ambientales por el uso, la tenencia, la propiedad y la administración del territorio. Actualmente, la cartografía sobre Sumapaz superpone diversas territorialidades, maneras de entender la naturaleza y de interactuar con ella, es un reflejo de la conflictividad que en él persiste. La representación más reciente es la elaborada por el instituto Alexander Von Humboldt en convenio con el Ministerio de Ambiente (2012).
Como se pudo observar a lo largo del recorrido histórico, el territorio se ha relacionado con el centro administrativo de la ciudad de Bogotá, ya sea como vía de acceso o como lugar de abastecimiento hídrico. No obstante, se adhiere a la ciudad mediante el acuerdo 9 de 1986 como alcaldía menor en ese entonces, y se consolida, cambiando su categoría jurídica como la localidad No.20 del Distrito Capital por medio de la constitución política de 1991, enfocándose en el cuidado del páramo. Este es un espacio de importancia ambiental, en el que coexisten múltiples miradas sobre la naturaleza que dan lugar a conflictos ambientales, pero también un lugar de refugio y es el hogar de cientos de familias campesinas que viven y construyen su vida en estos territorios.
Bibliografia
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